Acampar en República Dominicana
En la montaña, a orillas del mar, sobre hierba, arena o suelo rocoso, los viajeros que disfrutan del ecoturismo prefieren vivir la experiencia cada vez más en boga de las acampadas.
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©Yaniris López para la revista RT (Resumen Turismo)
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Todas las regiones de República Dominicana ofrecen al viajero espacios idóneos para la acampada recreativa. ¿Le gusta el frío? Instale una casa de campaña a casi 3,000 metros sobre el nivel del mar y déjese envolver por el verde y la neblina de las montañas más altas del Caribe. ¿O prefiere la playa y los llanos costeros? Los hay para elegir si desea pernoctar al mejor estilo nómada.
En los ochenta y noventa, el destino favorito para acampar y disfrutar de la naturaleza era Jarabacoa. Las tiendas multicolores se instalaban en las riberas de los ríos Yaque del Norte y Jimenoa (especialmente en los alrededores de La Confluencia) y en los patios de los centros vacacionales.
A medida que el ecoturismo va entusiasmando a locales y extranjeros, nuevos ambientes han sido conquistados por los amantes de la aventura al aire libre. ¿Dónde están?
Entre montañas. En la cordillera Central, las tres excursiones de montaña más solicitadas por los campistas a lo largo del año cuentan con albergues públicos donde estos pueden hospedarse; la mayoría, sin embargo, prefiere montar una tienda y pasar la noche a ras de tierra.
Es lo que ocurre en las paradas de descanso camino al pico Duarte, en el Valle del Tetero y en el Parque Nacional Valle Nuevo.
Allí, en enclaves ubicados entre los 1,500 y 3,087 metros sobre el nivel del mar, los paisajes de pinos y pajones acompañan a los excursionistas que descansan tras largas horas de caminata entre barrancos, empinadas laderas y estrechos senderos.
Amén del contacto con la naturaleza, lo mejor de las acampadas intramontanas son esos recuerdos de experiencias vividas alrededor de una fogata que quedan registrados por siempre en la memoria.
En la playa. Hasta el 2007, cuando la entonces Secretaría de Medio Ambiente prohibió acampar sin permiso en el Parque Nacional Jaragua, Bahía de las Águilas era el escape perfecto de los campistas locales que preferían estacionarse en una zona exótica y remota.
Hoy, el destino de moda del camping en República Dominicana es también un rincón playero al que todavía no llega el agobio del turismo masivo. Bajo los cocoteros, sobre la arena o sobre un tapiz de hierba, montar tienda en playa Rincón, al oeste de Las Galeras (en la Península de Samaná), es, por mucho, una experiencia inolvidable. Como también lo es dormir a orillas del mar en Punta Rusia, al oeste de Puerto Plata, arrullados por el rumor de las olas.
Centros ecoturísticos. Casi todos los centros y hoteles ecoturísticos del país disponen de áreas para camping, muchas de ellas espacios baldíos dentro de la propiedad. Son famosas las acampadas en Rancho Baiguate (Jarabacoa), en Paraíso Caño Hondo (uno de los puntos de embarque hacia el Parque Nacional Los Haitises, en Hato Mayor), en los tradicionales campamentos de verano de Monte Plata y, en los últimos años, en el centro ecoturístico de la comunidad de Cachote, en Barahona.
Áreas protegidas. Recuerde que para acampar en las zonas protegidas necesita un permiso del Ministerio de Medio Ambiente. Este permiso se obtiene en los centros para visitantes o en las casetas de vigilancia de estas áreas naturales. La mayoría de los operadores turísticos que ofrecen excursiones de acampada tanto en espacios públicos como en centros ecoturísticos privados incluyen en sus paquetes los permisos de entrada y hospedaje y las casas de campaña.
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TOMADO DEL LISTIN DIARIO
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